lunes, 1 de junio de 2009

La vida

Lennon decía que la vida es aquello que te pasa mientras estás ocupado haciendo planes. No puedo dejar de pensar en eso...
Los últimos capítulos de Anatomía de Grey me lo han recordado; me han recordado la urgencia que hay por decir y hacer cosas. A veces me dejo por un tiempo, me olvido de recordar todas esas cosas que siempre he querido hacer y la clase de persona que todavía quiero llegar a ser. Todo es mejorable y yo la primera. No lo hago mal; y hasta hay quién opina que vivo estresada por querer hacer muchas cosas. Pero, ¿qué sentido tendría todo esto si no quisiese ser mejor?¿Si no quisiese que todo a mi alrededor creciese conmigo?
Tener inquietudes no siempre es bueno. No todo el mundo lo comparte ni mucho menos lo entienden; así que a veces te encuentras sola en tu propio mar de inquietudes. No me ahogo, ni me canso, sólo floto sola en el medio de todo eso.
Y es que soy esa clase de persona que cree que la verdadera riqueza es algo que nadie te puede quitar. La verdadera riqueza no entiende de crisis económicas, ni de recesiones, ni de bancarrotas. ¿Qué es?Es lo que has vivido, lo que has visto, lo que has olido, lo que has sentido...las cosas de la Mastercard: las que no tienen precio. Y es importante tener una vida llena de esas cosas para enfretarnos a lo que el destino, Dios, o quién/qué coño sea nos tenga preparado. El dinero se agota, los trabajos se acaban y la gente que queremos se van, de una manera o de otra; y ¿entonces qué?
Siempre he dicho que no soy de las que se arrepienten de nada; y, aunque tarde, he aprendido a no mirar atrás y a dejar al pasado en el lugar que se merece. Sé que cuando llegue mi día sólo me arrepentiré de las cosas que no he hecho y de las cosas que no he dicho. No se trata de vivir la vida a tope y de "dejar un hermoso cadáver", sino de vivirla honestamente contigo mismo, con la vida que quieres y con lo que sabes que, llegado el día, te hará irte con una gran sonrisa diciendo como me dijo mi abuelo a mí: "ya no me queda nada por vivir".
Puede que tenga mucho más del vitalismo sudaca que del "nin arre nin so" gallegos. Puede que por eso, a pesar de mi Crohn, no tenga miedo a sentarme en un restaurante de comida hindú y probar algo nuevo. Puede que por eso use más el llanto que la ira. Puede que por eso sea una inconformista conmigo, con el mundo. Puede que por eso entienda mejor a Jorge Drexler y a Kevin Johansen que a Antonio Vega, porque ellos cantan: "No quiero pasar la vida sin que la vida pase a través de mí".