viernes, 26 de febrero de 2016

Me siento bien en mi piel

Después de unos meses de drama en los que me he sentido más perdida que un pulpo en un garaje, de haberme sentido vieja por primera vez en mi vida, de pensar constantemente ¿qué estoy haciendo mal?, me vuelvo a querer otra vez.

No sé cómo ha pasado, ni me lo quiero preguntar por miedo a que la respuesta se me vuelva a escapar. Pero me siento bien en mi piel; una piel de 37 años, con sus estrías, sus arrugas y una incipiente gravedad que lo lleva todo hacia abajo.

Me vuelvo a gustar como hacía tiempo que no lo hacía. He vuelto a ser yo, con mis mechas rubias y mi pelo largo. Y no me siento ajena.

Las cosas están todavía lejos de estar claras o solucionadas, pero estoy tranquila. Respiro hondo y disfruto de mi compañía; y me gusta.

No siento un vacío en mi vida, y mis únicas necesidades son materiales, y ahora sé que llegarán. Me siento bien disfrutando de los pocos momentos en los que estoy sola. Ya no hay drama, y sólo lloro de risa.

Y se lo debo a ellos. Ellos que han estado ahí, empujándome y recordándome que soy mejor de lo que era capaz de ver. Animándome en cada pequeño paso que daba para salir del túnel. Diciéndome que si recibo todo este amor de ellos es porque yo se lo he dado antes.

Los hay que siempre han estado ahí, que no me abandonan ni cuando me regodeo en mis miserias. Los hay que me ha sorprendido saber que están ahí, y que han compartido sus miserias conmigo para que no me sintiese tan sola. Los hay que le gritan al mundo lo mucho que me quieren, y los hay que me lo muestran en bajito.

A todos, gracias por hacerme ver que se está muy bien en mi piel


lunes, 22 de febrero de 2016

Problema de impresión

Hace muchos años un ex me dijo: "Judith, eres obsesivamente independiente". Fue una frase que se me quedó grabada a fuego. Lo que más me impactó fue probablemente el uso de ese adverbio: OBSESIVAMENTE. Luego, y a pesar de ser muy joven en ese momento, lo primero que me pregunté fue "¿Por qué lo considera algo negativo? ¿Por qué preferiría a alguien que lo necesitase las 24h del día?". No fue la última vez que me he encontrado con esto...

Veréis, nunca monto un pollo. No lo hago, y es por diversos motivos. Por un lado me provocaría vergüenza ajena y propia. Hay determinadas muestras que, en mi opinión, pertenecen a la más estricta intimidad. Tienes amigos con los que te desahogas y con los que compartes también tu felicidad, pero eso no lo haces con una serie de curiosos y desconocidos. Pero, por otra parte, y como motivo principal, trato con adultos, lo que hace que presuponga que nadie necesita que yo le dé lecciones de vida. Esto funciona así: todos hacemos cosas mejores o peores, pero no necesitamos que nadie nos sermoneé al respecto. Como mucho, y a veces vital en la comunicación hombre-mujer, le dices "esto no me gusta" o "esto me hace daño", más que nada por presuponer, una vez más, que la persona que tienes enfrente no ha sido consciente de la repercusión que sus actos han tenido en ti. Yo las lecciones las doy en un aula y me pagan por ello.

Nunca pregunto demasiado. Me maravilla la facilidad con la que mi madre es capaz de obtener todo tipo de información de la gente sin que se sientan ofendidos. Yo me siento tan cotilla haciéndolo que me limito a un "¿qué tal?" y a partir de ahí que me cuenten lo que quieran. Si me preocupa más lo personalizo: ¿Estás bien?".

Fue mi madre la que me iluminó un día hace unos meses confirmando mis temores. Respeto tanto el espacio de la gente que a veces se entiende por falta de interés. ¡Mierda! Y yo que pensaba que estaba siendo respetuosa...Parece ser que doy impresiones erróneas todo el tiempo. La mayor parte de las veces no me importa; es más, me viene bien; pero otras veces me jode y aún encima no sé muy bien como arreglarlo sin dar otra impresión errónea.

Así que creo que tengo un problema de espacio y de impresión. No puedo hacer mucho para arreglarlo, principalmente porque no quiero. Es decir, no creo que sea un problema. Decir que dejo espacio no me gusta porque parece que le estoy dando permiso a alguien para algo. Me gustan las personas libres e independientes, con vida, con planes individuales de futuro, con sueños propios, que necesitan estar solas, que aprecian el silencio más que el bullicio, que tienen unas rutinas propias entre las que se incluyen cosas para hacer ellos solos. Me gusta la gente que a veces necesita pensar. Me gusta la gente que no se siente obligada, que está porque quiere estar no porque la necesites, por compromiso, porque se han colgado una etiqueta y se supone que es lo que tiene que hacer.

Pero tengo un problema de impresión. A veces parezco desvalida, superficial, altiva, despreocupada e incluso mucho más fuerte de lo que soy. Parece que soy una persona muy segura de sí misma a la que nada parece afectarle. Y no ayuda que sea una persona buenrollera, porque yo no le monto un pollo a nadie ni le doy lecciones de vida y ni siquiera comunico el "me has hecho daño", porque hace mucho que no tengo 12 años. Pero me importa y me importas.

Lo más bonito de conocer a alguien es conocerlo; y conocerlo implica ir bastante más allá de esas virtudes que pueden saltar a la vista. Lo mejor de conocer a alguien es conocerlo tan bien que sobren las palabras, que leas sus necesidades y aprendas a respetarlas aunque vayan en contra de lo que tú quieres o necesitas en ese momento. Porque sí; porque saber cuando tienes que alejarte porque es lo que necesita otra persona está bien. Y no, no es falta de interés, sino todo lo contrario.

Aprender a leer a otras personas, y saber por qué reaccionan de x modo o lo que necesitan sin juzgarlo, sin imponerte, no es un defecto. No deberíais  creeros el ombligo del mundo, porque lo que le pasa a otra persona no siempre tiene que ver contigo; como mucho te afectará a tí personalmente porque lo que necesitáis en determinado momento es diametralmente opuesto. No interfieras en el proceso interior de una persona o tú te convertirás en un problema más a añadir a su lista.

Yo no quiero eso.

Así que, aunque en la distancia, aunque aparentemente fría, estoy aquí. Me importa. Me importas.

miércoles, 3 de febrero de 2016

20 cosas que aprendí siendo autónoma

A pesar de que hace menos de una semana que cerré mi negocio por el que llevaba peleando algo más de 5 años, he tenido tiempo a hacer un poco de reflexión sobre lo que significa esta experiencia, y he sacado algunas cosas en limpio.

1. Las ayudas del Gobierno son un fraude. No cuentes con ellas para poder abrir; es un craso error que yo cometí pensando que así saldaría una gran parte de mi deuda. ERROR. Existen, sí; pero tienes que ser el primero en solicitarlas o se quedarán sin dinero en las arcas y te dirán que, aunque cumples todos los requisitos, no hay dinero y no te las pueden dar (¡Qué ganas de decirle a los de Hacienda que hablase con la Consellería de Traballo y saldasen entre ellos mis deudas).

2. Los Gobiernos central, autonómico y local te timan. Si no tienes la suerte y/o el dinero para pagar a un asesor que te diga todos y cada uno de los pasos que tienes que dar, seguro que te olvidas de alguno y más adelante te reclamarán con la consiguiente multa y cobro de intereses. Porque, como dicen ellos: "el desconocimiento de la ley no te exime de cumplirla" (aunque no funciona así para todos, claro; pero yo no tengo sangre azul)

3. Y es que Hacienda no somos todos. Esto, si estáis un poco informados, no creo que os lo tenga que explicar; pero mientras hay amnistía fiscal para defraudadores de más de 50.000€, a mí, que económicamente me va mal, y Hacienda lo sabe, no me perdonan ni un mísero céntimo.

4. Los Bancos sólo se preocupan por sus propias cuentas y auditorías internas, no por las tuyas. Igual tienes la suerte de toparte con un trabajador de banca que escuche tu situación y la comprenda, pero no pueden hacer mucho cuando los de arriba les aprietan las tuercas. Y tal y cómo está el despido libre en España, no se van a arriesgar a perder su empleo, como es normal.

5. Hay personas en estas instituciones dando la cara por los cabrones que las dirigen; así que ten paciencia, y no pagues los platos rotos con ellos. Te encontrarás con gente que, si puede, te echará una mano.

6. No te endeudes. Si no tienes dinero y tienes que hacer una gran inversión al principio NO LO HAGAS. No estás siendo consciente de todo el dinero que vas a estar pagando: intereses de demora, porque te vas a demorar por mucha buena voluntad que tengas. Invierte de a poquitos, y mételo en una hucha (aunque no sea legal)

7. No todo el mundo tiene visión empresarial. A veces tenemos una profesión que nos encanta y queremos hacerlo por nuestra cuenta. Toda la pasión que tengas por tu profesión no tiene porque ayudar, es más puede ser un obstáculo. Y nunca escuches a toda esa gente que te dice "Tienes suerte. A tí te gusta mucho tu trabajo" como si te merecieses menos por hacer lo que te gusta.

8.Que tengas una buena idea no quiere decir que vaya a funcionar. Tendrás suerte si de cada 10 ideas que tienes una es fructífera.

9. Una idea puede funcionar muy bien un año y ser un completo fracaso al año siguiente. Tendrás que preparar 10 más y sin garantías de que vayan a funcionar.

10. El marketing, como ves en los puntos anteriores, es un misterio, así que ten cuidado con cómo inviertes tu dinero. Si no sabes hacerlo o no funciona a la primera, consulta y págale a alguien que sí sepa. Y si no tienes dinero tendrás que seguir estrujándote el cerebro como sea, y sin garantías.

11. No existen beneficios. No los gastes; guárdalos para las vacas flacas, que las habrá y más de una vez. Empezarás a poder hablar de beneficios cuando cubras gastos y aún te siga quedando al menos un 50% de los ingresos. Aún así, siempre separa algo.

12. Valora tu trabajo; no lo malvendas. Mucha gente tiene tendencia a creer que si es barato no es bueno. Valora tú tu esfuerzo, tu tiempo y tu experiencia. No dejes que nadie mida eso por tí. Pon tú los límites.

13. Pero valora a cada cliente por lo que vale y por lo que te aporta. Muchos de ellos, la mayoría, te harán mejor profesional.

14. Pelea por tu negocio hasta que sepas que no vas a tener la sensación de haber tirado la toalla.

15. Pero no dejes que la calidad baje.

16. Escucha a quién sepa más que tú, pero asume tú todas las decisiones. Buenas o malas no las dejes en manos de nadie, ni culpes a nadie de ellas.

17. Busca apoyos pero no que te solucionen la vida. No hay nada más satisfactorio que saber que has sido capaz de solucionar un problema tú sólo.

18. Renuévate siempre que puedas. Estudia el mercado y sigue formándote. Es la única forma de que sigas siendo un profesional competente.

19. Colabora con otros negocios, del mismo o distinto ramo. Da visibilidad y contactos para el futuro

20. Si las cosas van mal, una retirada a tiempo es una victoria. Eso sí, siempre que tengas la sensación de que has hecho todo lo que estaba en tu mano.

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Quizá si hubiese sabido todo esto mi academia hoy no estaría cerrada. He aprendido todo esto demasiado tarde. Pero no vale la pena pensar en eso ahora. Esto es lo que he aprendido, y puede que en el futuro lo vuelva a llevar a cabo.

Sabed también que el proceso de luto es muy duro. Una vez que cierras la sensación de fracaso está ahí, aunque sepas que es lo mejor y que has hecho todo lo que tenías que hacer. Te sientes fracasado porque  no has hecho de tu negocio lo que querías, y aún encima de quedarte sin él la burocracia no te pone nada fácil lo de seguir adelante. En el mejor de los casos encontrarás un trabajo que te dará un sueldo con el que seguir pagando todos los atrasos de un negocio que ya no tienes.

¿Vale la pena?

Me dedico a la enseñanza, así que ver los logros académicos de mis alumnos siempre ha valido la pena. Me llevo, además, mucha gente que ha apreciado mi trabajo de verdad y sobre la que he tenido algún tipo de impacto. La enseñanza es reconfortante per se, pero también lo será por cuenta ajena o en B.