miércoles, 18 de noviembre de 2020

Buenas noches y buena suerte (Despedida y cierre),

 Hacerse mayor es mucho más que unas arrugas, unas canas y flacidez. Es un proceso doloroso en el que vas cerrando etapas poco a poco dejando atrás muchas cosas, buenas y malas, que esas etapas trajeron a tu vida y a tu cabeza. 

Quiero creer, en estos tiempos inciertos que nos dominan, que cosas buenas seguirán llegando con un poco de paciencia y de resilencia (ese término que tanto gusta en el Marketing empresarial y en el Coaching). Resilencia es tu capacidad de adaptarte y superar situaciones traumáticas. Y, ¿hay algo más traumático que la vida en general? Pierdes constantemente algo. Un estatus. Una pareja. Un amigo. Una parte de ti. Vivir se trata de eso, de saber dejar atrás. 

Comencé este blog hace casi 15 años. Era mental y emocionalmente una niña que un día vio en Carrie Bradshaw un reflejo de ella misma. Escribí, muchas veces, para desahogarme y lo convertí en una especie de diario público en el que quería que hubiese gente que se pudiera reflejar; o tal vez buscaba alguien que me leyese/escuchase todas esas cosas que desde que era una niña no era capaz de expresar en voz alta. Escribí, algunas otras veces, para hacer reír a la gente. Hacer reír a alguien es algo que me hace inmensamente feliz. Y sí, un poco como Carrie todo giró en torno a mí. 

He vuelto a ver Sexo en Nueva York en las últimas semanas e, igual que con los libros, las cosas se ven diferentes con los años. Ya no me siento identificada para nada con Carrie porque me parece una ególatra incapaz de escuchar a sus amigas, que hace que todas las conversaciones giren en torno a ella. Es esa típica amiga que cuando le cuentas algo enseguida dice "pues yo...". Me avergüenza pensar que yo haya podido ser esa clase de amiga; aunque reconozco que es posible que en alguna etapa lo haya sido. Los problemas nos sobrecogen en muchas ocasiones, y si son sentimentales todavía más. Se escapa a nuestra intelequia cómo el amor se puede acabar o cómo el amor puede no surgir. Somos como Carrie, ególatras pendientes de nuestros ombligos incapaces de ponernos en los "zapatos de otra persona", ni mucho menos ser capaces de respetar una decisión que no somos capaces de comprender. 

Duele crecer. No es fácil asumir tus equivocaciones y no castigarte por ello. No es fácil pensar en que habrá cosas y, lo que es peor, personas que se queden por el camino. Es tan bonito pensar que envejecerás junto a una pareja, junto a tus amigos y que todos compartiréis tantas cosas, que no estamos preparados para el cambio o para la pérdida. Aún así, queremos que a nosotros nos escuchen, que nos respeten y nos dejen el espacio que necesitamos sin preguntar demasiado. Pero la vida no es así. La vida no es aséptica y ni mucho menos lo son los sentimientos. Amas. Sientes. Dueles. Y no sabemos por qué amamos (aunque creamos que lo hacemos) ni por qué dejamos de amar. No sabemos por qué sentimos lo que sentimos, y, desde luego, no sabemos por qué nos duele tanto. Somos humanos. Eso es todo. 

De todo lo que he vivido, este es sin duda, el tiempo más convulso. Es, también sin duda, la vez que más me está costando mantener la fe en el ser humano. Somos mezquinos, egoístas, ombliguistas e ignorantes y no nos avergonzamos de ello. Es más, nos creemos mucho mejores que el resto de la gente y nos vemos en la necesidad de imponer nuestra opinión por doquier en todas partes (yo misma he pecado de esto último escudándome en que es una labor docente lo que hago y en mi indignación). Yo no quiero eso en lo que escribo. 

Aunque veo que la gente cada vez lee peor y menos, probablemente también, sigo creyendo en dos cosas: Creo en la Educación y su papel vital para redimir a esta sociedad insana y creo en el poder de la palabra escrita y de la literatura. Ambas van de la mano y ambas tienen un papel principal para formar a individuos libre pensadores de verdad. Y digo de verdad porque hoy en día se utiliza el término librepensador para algo que yo simplemente llamo "contreras". Es como volver a la adolescencia cuando si escuchabas música muy "mainstream" no podías ser una persona muy culta y al día. "No escuches lo que escuchan las masas". Tuve una profesora de arte maravillosa en el instituto que nos contaba como los culturetas paseaban por Santiago con el último libro del último autor de moda bajo el brazo, dejando que se viera bien el título. Lo llamaba "cultura de sobaco", y aunque han pasado más de 20 años, a mí se me quedó grabado. 

A esas dos cosas en las que creo es a las que me voy a dedicar. Ya no creo que nadie quiera leer mi opinión sobre algo y tampoco tengo necesidad de darla en público (salvo alguna rabieta en Facebook que estoy intentando aprender a controlar). He pasado de etapa y ya no tengo mucho que decir, pero sí mucho que contar. Contar historias es algo absolutamente maravilloso que casi nunca he tenido el coraje de hacer. Quizá sea el miedo a desprenderse de la realidad y de lo conocido. Adentrarse en territorio desconocido es algo que, contrariamente a lo que se crea, es más fácil hacer cuando uno peina canas (al menos en el territorio semi-desconocido de tu mente). De momento leo. Leo mucho más de lo que lo he hecho en años. La lectura va de la mano de la escritura. Siempre les digo a mis alumnos que leer es el gimnasio de la mente. 

Así que hoy, 15 años, 125 entradas y 25000 visualizaciones después, doy por finalizada esta etapa y este blog que tan buenos momentos y tanto consuelo me ha dado. Yo ya no soy Carrie (me veo más como una mezcla entre Samantha y Miranda); yo no quiero un amor tortuoso y complicado como el de Big (prefiero el amor acomodado que tienen en la segunda película); yo no quiero escribir una columna que hable ni de sexo ni de amor. Al fin y al cabo, ¿por qué he de saber yo más de eso que cualquiera de vosotros? Es presuntuoso creerlo así, y yo ya peino canas (muy pocas aún) para ser presuntuosa. 

Hay muchas cosas tanto en Sexo en Nueva York como en este blog con las que sigo estando 100% de acuerdo: la mejor relación que vas a tener nunca es contigo misma y serás muy afortunada si lo compartes con tus amigos, familia y ese alguien especial que tú decidas (pero, por favor, que sea especial de verdad). Besis a todos, queridos y 25000 gracias por haberme leído a lo largo de estos años. 

P.D. Si alguien está interesado en alguna opinión mía (que puede ser...no soy presuntuosa pero vaya, que no uso el cerebro mal) puede invitarme a unas cervezas en cuanto abran nuestros queridos bares (Cerveza, no Cosmopolitan. Ni eso tengo en común con Carrie).