domingo, 31 de diciembre de 2006

Propósitos para el año nuevo

Bien, hoy se acaba el año. ¿Balance? Siempre positivo, pero todo mejorable. Yo soy lo primero que se puede mejorar, más si cabe (empezando por minimizar los arranques de cretinez...).
Este año que no empezó con buen pie me ha deparado cosas muy buenas. He conseguido algo muy importante como es terminar las cosas que tenía empezadas, que eran muchas y variadas. Aún a riesgo de equivocarme, creo que puedo decir que finalmente estoy licenciada, cosa que creí que no iba a pasar nunca. He dado un paso más para romper con el pasado, y cada día procuro más mirar hacia el futuro. He aprendido lo bueno de estar aquí y lo malo de estar allí. He recuperado mucha de la dignidad que creí perdida. Y lo que para mí es lo más importante, he perdido el miedo a escribir, a creerme mediocre, y he conseguido compartir esa parte tan importante de mí con mucha gente. He recibido una buena acogida lo que me ha animado para seguir haciéndolo y hacerlo sin miedo (gracias Kattia, Glo, Luchi, Bea, Dami, Ana, Isa, Jaume, Vic y mamá y papá y Gabo, por supuesto). Me he dado cuenta de que cada día que pasa estoy más cerca de enamorarme otra vez, y de ser capaz de sentir como antes. He descubierto Sexo en Nueva York y Las Chicas Gilmore. He sido acogida en una nueva familia, mi familia irlandesa que, a pesar de las horas de trabajo, han sabido siempre como compensarme. He conocido a una bellísima persona como es mi querida tirolesa Yvonne. He descubierto definitivamente a Robbie, a J. K. Rowling y a Henning Mankell. He asumido, más todavía, mi lado femenino y le he dado un toque de glamour a mi vida (viva el strass, el Moët Chandon y Carrie Bradshaw). Todas cosas necesarias para hacerme la persona que hoy, 31 de diciembre de 2006, soy.
¿Qué me queda por hacer? Afortunadamente mucho; si no estaría perdida... el aburrimiento es mi perdición. Creo que este año empezaré mejor que el pasado, aunque, por si acaso, intentaré no tener demasiadas expectativas...no vaya a ser. En el 2007 quiero decidir hacer algo con mi vida, pero primero quiero disfrutar del hecho de no tener que estudiar. Quiero seguir escribiendo y dedicarle mucho más tiempo. Quiero cuidarme y que mi salud no se deteriore a pasos agigantados. Quiero sentirme bien por dentro y por fuera. Quiero conocer Londres, e ir a ver a Adry. Quiero tener mucha paciencia, y controlar mejor mis cambios de humor. Quiero sentirme más yo misma. No quiero que todos mis sueños se hagan realidad, me conformo con que todo vaya un poco mejor; y si lo malo tiene que venir, quiero ser lo suficientemente adulta como para enfrentarme a ello sin amargura.
Podría decir como las misses que quiero la paz mundial y la armonía en el mundo, pero no, quiero la paz y armonía en mi mundo y en el de los mío, que eso es bastante más factible y está más en mis manos. No todo será bonito, apacible ni armonioso pero, como dirían los Beatles (lo siento Jaume) "I will try with the little help from my friends". ¿Os he dicho últimamente que os quiero? ¡Feliz año a todos!

miércoles, 27 de diciembre de 2006

Antes soltera que sencilla

Ayer quedé con un ex algo mío, y actual amigo. La verdad es que nunca estoy segura de por dónde me va a salir. La penúltima vez que nos vimos dijo que yo era la mujer de su vida, para retractarse días más tarde aduciendo su estado ebrio como causa del romanticismo. La semana anterior me llamó a las 6 de la mañana de un jueves, pero esta vez no cogí el teléfono temorosa de que su estado etílico lo llevase a creerse una especie de Romeo de barrio llamando al balcón de su Julieta.
Ayer, sin emabargo, embriagada por las fiestas navideñas sin duda, descolgué el teléfono cuando me llamó y me sorprendí quedando con él para tomar un café. Me vino a buscar, como lleva años haciendo, aunque la magia se nos haya quedado por el camino. De camino al bar me dijo que tenía muchas cosas que contarme, sobre todo de chicas. "¿Me estará intentando poner celosa o esta vez me tratará de verdad como una amiga?" Él casi no hablaba, ni me preguntaba, así que yo rompía una y otra vez los silencios llegándoseme a acabar el repertorio. "Estás muy preguntona hoy, ¿no?", me espetó. "Claro", pensé, "no voy a dedicarme a mirar para tí; eso ya lo he hecho antes y así me fue". Menos mal que finalmente sacó el tema en cuestión. Resulta que tiene una novia, pero sale de vez en cuando con otra. La segunda le gusta más que la oficial, pero como, al parecer, esta es una chica difícil, y no sabe muy bien cuáles son su posibilidades con ella, sale con la otra que la tiene segura. "Ya sabes que necesito compañía...". Es cierto; experimenté en mis carnes sus necesidades de compañía, hasta que ví que era una más en el harén (él, por supuesto, siempre lo negaba: "Tú eres distinta; contigo es especial; pero no estoy preparado para la clase de compromiso que una mujer como tú necesita").
Comprenderéis ahora mi estupor cuando, ni corto ni perezoso, torna la conversación hacia mí: "¿Pero tú cuándo has tenido novio de verdad?". Me mordí la lengua para no contestarle lo que relamente pensaba, y le dije que "aquel que no debe ser nombrado" y yo habíamos sido novios, cosa que él se apresuró a negar: "Eso no fue tener novio". Le contesté que lo que él entendía por novio yo no lo iba a tener nunca, porque no me gusta que me saquen de paseo los domingos ni que me lleven al cine y me hablen durante la película, ni tengo necesidad de contar mis neuras de trabajo a nadie, y que si lo necesito llamo a mi madre. "Me gusta mucho estar sola, y no me gusta dar explicaciones". Ay Judith, me dijo, "te veo solterona toda tu vida". JODER; habló el experto en relaciones...
Y es cierto; creo en tener pareja y no tener novio. Quiero que, si voy a tener que renunciar a parte de mi tiempo para estar con una persona, esa persona me aporte algo más aparte de sexo y compañía, porque si fuese eso lo único que busco me compraría un perro y un vibrador. Me aburro fácilmente, y es lo peor que me puede pasar. Necesito estímulos constantes, retos y metas a las que llegar; y quiero un compañero que quiera que lo hagamos juntos, vivir. Quiero a alguien que no sólo me quiera sino que me comprenda, o lo intente, me respete y me arrope siempre que lo necesite. ¿Le pido mucho por ello a la vida? Puede ser; por eso: antes soltera que sencilla...

miércoles, 13 de diciembre de 2006

Culpas

El mejor recuerdo que conservo de mi abuelo paterno es de cuando me llevaba siendo muy pequeña a ver los trenes. Me gustaba ver a la gente que entraba y salía de la ciudad. También recuerdo cómo pretendía enseñarme a nadar a base de tirarme a la parte profunda de la piscina con una burbuja de poliespán enganchada en mi espalda. Sólo consiguió que tragase mucha agua y que tuviese miedo, casi de por vida, a nadar en donde no hago pie. Soy su niña, su favorita, y aún recuerdo, casi con espanto, cómo le dijo una vez a "áquel que no debe ser nombrado" que me cuidase bien porque "es lo más bonito que tengo", dándole así el visto bueno y su beneplácito. Mis recuerdos de él se reducen básicamente a eso. Me daba un paga semanal, y cumplió algún capricho mío llegando a enfrentarse a mi madre. Sé que es un hombre bueno y honesto, y sé que me quiere, y mucho; sé que ha sido un hombre muy trabajador además de un buen futbolista.
De mi abuelo materno tengo tantos recuerdos que no soy capaz de ordenarlos. Desde los primeros cuentos que me contó, o las primeras películas que vimos juntos, a los viajes que hicimos. Me volvía loca. Él siempre quería salirse con la suya, y yo soy igual. A mí me lo permitía. Con él subí por primera vez a un avión, visité Sevilla, Gibraltar, Ciudad Rodrigo y Lisboa. Él me habló por primera vez de la materia gris de Hercules Poirot, de los Reader´s Digest, y me llevaba a comprar libros. Se sentaba conmigo y me preguntaba por mi vida, a pesar de que mamá ya le hubiese contado casi todo; me preguntaba por mis sentimientos, por mis expectativas, por mis sueños,... Y aunque él muchas veces también me tiró al mar con muchas olas siempre me decía que no tuviese miedo porque él iba a estar allí para salvarme.
Mi abuela materna nunca ha estado. La conocí muy tarde, y nunca ha mostrado un interés real por mí. Sin embargo, mi abuela paterna es mi segunda madre. Igual que ella, me levanto por las mañanas demasiado dormida y no me gusta que me despierten. Mi abuela tiene una sensibilidad distinta a todas las mujeres de su tiempo; era una adelantada a la que las circunstancias la dejaron atrás. Por ella me sé el estribillo de un montón de coplas; por ella tengo un amor tremendo por los animales, y sé cómo tratarlos. Con ella me ha gustado ir al cine, al ballet o a la ópera. Cuando era una niña me cantaba "Chiquitita" de ABBA (puede que de ahí mi gusto por el disco-pop). Con ella puedo estar horas sin decirnos nada y sentirme en casa. Sé hacerla reir.
Puede que por todo esto, cuando tenía 4 años le dije a mi madre que no entendía como mi abuela paterna y mi abuelo materno no estaban juntos. Me parecían la pareja perfecta.
Sabemos por qué queremos a alguien o no, y sabemos que, a pesar de que no está bien, tenemos nuestras preferencias. Ya sabes, esa estúpida pregunta que se les hace a los niños, y a la que, a su vez, se les enseña a contestar: ¿A quién quieres más, a mamá o a papá? Y si bien en muchos casos es cierto que no queremos a uno más que al otro, sí que es cierto que se tiene más afinidad con alguno de los dos. Y es ahí donde empieza la culpa; cuando pensamos que no queremos tanto a alguien que nos quiere mucho; cuando no comprendemos a un amigo que busca comprensión; cuando no podemos dar más de lo que podemos ofrecer.

sábado, 2 de diciembre de 2006

No tengo novio

No tengo novio. Hace mucho que no lo tengo, y los pocos que he tenido me han durado bien poco. Ante tamaño hecho hay diversas reacciones.
Los que llevan con novi@ toda la vida te comentan la envidia que les produce: "Mujer, qué envidia me das. Puedes hacer siempre lo que quieras sin tener que consultarlo con nadie. Además seguro que conoces un montón de hombres y tienes una vida mucho más interesante que la mía..." Dicen querer vivir una vida como la tuya (aunque la realidad de lo que es tu vida y la idea que tienen distan bastante de ser la misma) y sin embargo, no hacen nada para cambiarla y hacer que se parezca a lo que ellos creen que vives. ¿Qué clase de envidia es esa? Me dan ganas de responderles: "Pues ya sabes. Deja tu novi@, tu vida monótona y tranquila y a follar que son dos días". ¡Joder! ¡Ni que fuese tan complicado!
Tenemos también otro tipo de comentarios, los de aquell@s que tienen novi@ reciente. Te miran constantemente con esa cara de "pobre... no tienes a nadie con quien compartir tu vida. No tienes sexo habitual, y para encontrarlo tienes que recurrir al alcohol y a faldas con categoría de cinturón". Piensan que todos los que no tengan ese "status" pierden algo maravilloso de la vida. Y no importa cuánto dure sus nuevas relaciones, lo único que importa es que las tienen y tú no.
Me enfrento también a los comentarios y preguntas y especulaciones de familia y demás conocidos: "¿No será lesbiana? Hombre una vez tuvo novio, ¿te acuerdas? Debió de ser en el 2002"; "a ver si te espabilas... que te vas a quedar para vestir santos"; "¿cuándo voy a ser bisabuelo?", o la que sin duda ha sido mi favorita a lo largo de todos estos años: "¿Qué, Judith, ya conseguiste novio?". Por mi parte he ido mejorando mi elenco de respuestas. Pasé del escueto "no" acompañado de un cierto rubor en las mejillas, a mi última frase cínico-escandalizadora: "si para ser madre necesito novio, prefiero que me inseminen como a las vacas".
Y así han ido pasando los años, y sobre mi persona corren un cierto número de rumores que nunca me he molestado en desmentir, ya que hacen que mi vida, y yo misma, parezcamos más interesantes y misteriosas de lo que en realidad somos. He sido lesbiana, y además he llevado los pantalones en la relación; he sido una deborahombres que se acuesta con uno distinto todas las semanas (si bien hay semanas en las que el número es mayor); he sido monja vocacional y soltera de profesión hasta el punto que no me extrañaría que, en ciertos ambientes, se rumoree que soy virgen; he sido una psicótica insoportable con grandes dificultades para convivir; pero, sin duda, mi favorito, es el rumor que dice que hay una ruptura en mi vida de la que no me he repuesto y de la que nunca lo haré, porque ya conocí al hombre de mi vida y no habrá otro como él.
Yo, como siempre, no me veo ni en un lado ni en el otro. Soy mucho más normal de lo que la gente se empeña en ver, pero he de confesar que me divierte, mucho, la idea de que me vean de esa manera. Pero ni soy soltera vocacional ni vivo sumida en un depresión por el abandono de "mi amado". Tampoco soy lesbiana, ni alcohólica ni quiero ser inseminada. Simplemente no tengo novio, aunque resulte tan difícil de creer, cosa que, por otra parte, me halaga.