jueves, 25 de noviembre de 2010

Fracaso

Fracaso es una palabra demasiado pequeña para abarcar todo lo que abarca. Debería ser un poco más como "supercalifragilisticoespialidoso". Es tan subjetiva que cada uno podría acortarla o alargarla a su gusto. Por eso mismo es muy difícil sentirse comprendido cuando uno dice que se siente fracasado. "No. No has fracasado. Tienes muchas cosas buenas. Hay mucho que has hecho bien. Has hecho todo lo que has podido". ¿Es eso cierto? Y aunque lo fuese, ¿no hemos fracasado exactamente igual al menos en aquello a lo que nos referimos en ese momento?

Estoy en uno de los mejores momentos de mi vida a muchos niveles. Por fin he encontrado algo a lo que quiero dedicarme por completo y que me da dinero y me reporta muchas satisfacciones. Además, soy mi propia jefa, con la doble satisfacción y esfuerzo que ello conlleva. Me voy a comprar un piso. Nada muy grande ni excesivamente moderno, pero un sitio al que llamar hogar al fin y al cabo. Un sitio que pueda poner a mi gusto y dónde vivir tranquilamente con mis gatos. Cada vez sé mejor quienes son mis amigos y por qué, y con ello viene un mejor conocimiento de mí misma; ya que son ellos los que me hacen hablar en voz alta; y son ellos los que hablándome de sus cosas me hacen plantearme un sin fin de dilemas que, poco a poco, hacen que me sitúe más en esta vida. Tengo pocas creencias, y las que tengo son firmes; y por lo demás, creo que he sabido evolucionar y adaptarme más a las situaciones (sólo los que me conocen desde hace años han sabido apreciar ese cambio...). Y además, se me ve mejor que nunca...

...Debería estar feliz; y sin embargo, ahí está el sentimiento de fracaso.

Él me lo dijo. Dijo que me aferraba porque no quería pensar que estaba fracasando, y yo le dije "yo no he fracasado en mi vida". Son curiosos los mecanismos de autodefensa que a veces utilizamos...

Debería estar feliz, y sin embargo, no lo estoy. Lo intento todos los días. Todos los días hago repaso mental de todo lo que hago bien, de lo bien que me van las cosas. Pero hay días en que el fracaso me abruma, como hoy.
Hay días que, por mucho que lo intentes, no puedes dejar de ver lo obvio: "lo que querías ya no está". Y piensas en todo lo que fue mal; en qué cosas dijiste e hiciste mal; en lo que deberías haber hecho para conservarlo ahí; para que esa última pieza de tu puzzle encajara también. Pero no encajó, ergo, FRACASO.

Pero como lo intento todos los días, mañana me diré a mí misma que hice todo lo humanamente posible, y que tengo muchas cosas buenas en mi vida, y mucho futuro por delante. Pero en el fondo (dependiendo del día, más o menos en el fondo), sé que él tenía razón, y que esto ha sido un fracaso.

viernes, 12 de noviembre de 2010

La chispa

Es algo complicado de explicar....

El otro día volví a ver Sexo en Nueva York 2, poseída por un exceso de hormonas en mi cuerpo, y con el lagrimal a punto de desbordar. Hay días así...Vosotras me entendéis; vosotros no....Es un fenómeno al que los hombres asisten atónitos, y al único al que le buscan explicación y al que no deberían. En fin, que Carrie y Big llevan 2 años de casados y se les empieza a notar el acomodamiento; en especial a él. Carrie, sobrepasada por la situación, le dice que tiene que hacer un esfuerzo, que los dos tienen que hacer un esfuerzo por mantener la chispa de su matrimonio viva.

Y es que las mujeres seguidoras de esta serie asistimos incrédulas a esa situación también. La chispa de Carrie y Big parecía no tener fin; parecía que cada vez que estaban juntos era imposible que no salten chispas por todos los lados...Y en la segunda película, vemos a Big como un hombre casado más. Pero ya conocéis mi teoría sobre que el hombre feliz se acomoda en el sofá, y la mujer feliz quiere más, más, más...Y si no me creeis a mí, leeos "Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus", en el que hay un gran apartado sobre la convivencia entre el hombre y la mujer.

Y, ¿qué es la chispa? Eso es lo que es difícil de explicar...

Hay veces en las que besas a alguien y te encuentras analizando el acto en sí. Igual que en ese capítulo de Big Bang en el que Leonard se besa por primera vez con Leslie: "Umm. No ha estado mal. No produces demasiada saliva; no me he sentido acosada por tu lengua. Pero no he sentido nada". Incluso puede que lo repitas y seguirás siempre pensando sobre ello. Puede ser incluso peor, ya que los hay que matan la chispa antes de que ocurra, anunciándote lo que van a hacer o incluso pidiéndote permiso. Y piensas: "Bueno...es educado", intentando buscar alguna forma de justificarlo, o verle el lado positivo.

Pero hay otras veces en las que parece como si los astros se alineasen, y que se den una conjunción de casualidades perfectas que hacen que todo sea mágico. Es cuando te besan y lo único que pasa por tu mente es "¡Dios!"; es cuando el resto del tiempo no encuentras palabras para explicarlo. Y tras ese instante, se borra todo de la mente. No existe nada más. No puedes pensar en otra cosa que en lo bien que estuvo, y en cuándo se repetirá.

Dicen, que lo normal en una relación, es que eso se pase con el tiempo. Te vas calmando; te acomodas en el sofá; y ya no te sientes como antes...

Yo, llevaba 3 años con mi pareja, cuando me lo encontré por la calle y pensé: ¡Dios! ¡Es tan guapo! A pesar de nuestros más y nuestros menos, la chispa siempre ha estado ahí...al menos por mi parte (aunque me inclino a pensar que si no es mutuo no la sientes).

Una amiga me decía el otro día que parecía que nos besábamos como si nos acabásemos de conocer, siempre...

Sabemos que eso no es fácil de encontrar, y los que lo hemos tenido tenemos tendencia a agarrarnos a ello como a un rencor... Es una droga más. Pasas un mono, y una desintoxicación. Pero, como ex fumadora que soy, constato que lo mejor para dejar un vicio, no es encontrar otro...

Aunque como ex-fumadora que soy también constato que hay recaidas, pase más o menos tiempo..................

martes, 9 de noviembre de 2010

Explicaciones

Es difícil de explicar algo que uno mismo no entiende. Y yo tengo experiencia. Soy profesora, y tengo que explicarme lo que nadie más entiende. Incluso si no lo entiendo del todo, mi obligación es buscar una explicación simple y directa para las preguntas y problemas de lo más variados. Podría encontrar muchas respuestas evasivas, pero ese no es mi estilo. Me gustan las respuestas directas, claras y sencillas, así que, como mínimo, yo debo ofrecer lo mismo.

Por eso resulta muy frustrante cuando parece que todo el mundo lo ve claro, menos tú. Es difícil evitar los signos que dicen que la que se equivoca eres tú y no el resto de la gente. Pero, ¿y si yo tengo más datos que los demás? ¿Y si resulta que conozco el problema mejor? ¿Tendría yo razón o estaría jugando a engañarme a mí misma para tenerla?

No necesito tener razón en todo, pero sí entenderlo, incluso aunque no esté de acuerdo. Me cuesta seguir adelante sin razones, sin porqués,....y me quedo estancada dándole mil vueltas y alguna más. ¿De verdad hay cosas que no tienen explicación?

Que todo tiene un principio y todo tiene un final es algo que no dudo, pero igualmente tiene un por qué. ¿Es cierto eso de "se nos acabó el amor de tanto usarlo"? ¿Se acaba así o es una explicación para algo a lo que realmente no le queremos encontrar explicación?

Sin embargo, esto cansa. Buscar respuestas es cansado. Además, que las busques y la encuentres no quiere decir que hayas encontrado la correcta, sino que has encontrado una, la que te ayuda a dejar de buscar, a dejar de preguntarte....¿No es el camino más corto?

Las respuestas que yo busco no están en mí. Las tiene otra persona. Y sólo depende de esa persona el compartirlo conmigo o no. Al menos he aprendido a dejar de comportarte como una niña en la etapa tan irritante del ¿y por qué? Saber que no están en mí no me ha calmado, no me ha resignado...Y comportarme como una semi-adulta no ha parado a la niña que llevo dentro que se sigue preguntando ¿y por qué?, sino que simplemente la ha callado.

El secreto es que en algún momento buscaré respuestas a otras preguntas, y será en ese momento cuando, de ninguna parte, encontraré las respuestas a las preguntas que me hago ahora.

Parece que las respuestas más ansiadas son más lentas que el caballo del malo....

jueves, 4 de noviembre de 2010

Los hombres de mi vida

Partimos de la base de que soy complicada. Es posible que para todos los hombres seamos complicadas, pero yo le doy un giro nuevo a la expresión. Y no me entendáis mal; esto no es otra forma de creerme especial. ¡Ojalá!

Vivir conmigo no es fácil, ni siquiera para una mujer. He aprendido mucho con los años, pero todavía me queda, como mínimo, otro tanto por aprender. Por ejemplo: ya no me levanto de mal humor todos los días. Es más, soy capaz de hablar con alguien sin haber desayunado. Eso sí, reconozco que no es mi mejor momento del día...

Me exijo mucho a mí misma. No soy una persona para nada conformista. Creo que todo es mejorable, empezando por uno mismo; y que todo exige una constante revisión para ver cómo se puede sacar el 200% de todo. No vale la pena hacer un esfuerzo si no lo vas a intentar de verdad. Me dejo la piel en todo lo que hago, me lleve más o menos tiempo, y siempre tengo alguna meta que quiero alcanzar. Yo no estoy en la vida de paso.

Así que, bajo estas premisas, es muy difícil llegar a ser alguien importante en mi vida. Y si bien, las mujeres de mi entorno me entienden en mayor o menor medida, a los hombres les cuesta algo más...

Que mi abuelo Carlitos es el hombre al que más echo de menos en mi vida de eso no hay duda. Y es una añoranza superlativa porque ya no volverá; porque soy consciente completamente de todos los momentos que no viviremos juntos. Él era un hombre aparentemente fácil de llevar al que sólo manejábamos las mujeres difíciles de la familia. Le fascinaban las mujeres. Y algunas como mi madre y yo podíamos malear su testarudez a nuestro antojo. El sábado pasado hubiese cumplido 89 años...

Mi padre fue importante desde el primer día, y no es por el hecho de que sea mi padre. Él y yo nos entendemos, en un 90% de las veces. Fue importante, y lo es, porque es la figura que nos hace sentir seguros a todos nosotros. No tiene ataques de pánico, y en medio de una crisis siempre recurrimos a él porque parece como si él fuese a tener la solución para cualquier cosa. Es el médico, el economista, el ñapas, ... Me enseñó a valorar la inteligencia emocional en mí, la capacidad de resolución...aunque consulte primero, sé que la última palabra la tengo siempre yo.

Mi hermano y yo no siempre nos llevamos bien, y es curioso, porque a todo el mundo le sorprende ahora. Aprendimos a apoyarnos el uno al otro, en la medida que nos fuese posible, siempre intentando mantener nuestra relación al margen de nuestros padres. Nos gusta ir a bailar, y con los años hemos desarrollado el mismo gusto por muchas cosas, incluido los tatuajes. No hay nadie con quien me ría más...

Son familia; son sangre. Pero, ¿y los que no lo son? ¿no es más difícil entender a una persona cuando no os une la genética?

El primer hombre importante en mi vida fue Keelan. En él encontré a mucho más que un amigo; encontré al que yo, inocente dieciochoañera adicta a Jane Austen, creyó que era "su alma gemela". Y era tan fácil creerlo... Hasta que la convivencia trajo el "Judith, you are terribly fussy", cosa que a día de hoy no puedo culpar que me dijese. Años después de eso, aún quedaba esa extraña familiaridad que siempre ha habido entre nosotros; esa por la que parecen no pasar los años. Ambos cambiamos, pero ella seguía ahí...impune.

Ha habido después de él romances más o menos importantes; todo lo importantes que quería yo hacerlos en ese momento. Los ha habido que hubiesen merecido que yo mirase un poco más profundamente, y los ha habido en los que quise encontrar algo que no había sólo para cubrir un vacío. Hay algunos importantes entre ellos, y son con los que he sabido conservar algún grado de amistad.

Y luego está él... La herida es muy reciente, y no me siento capaz de decir mucho al respecto. Como diría Jorge Drexler "calma, calma, deja que el tiempo cure". Sólo puedo decir que ha sido el más importante, a día de hoy...

No es fácil estar en mi vida; puede que abra la puerta y deje entrar, pero quedarse ahí no es fácil... Siempre he querido pensar que los momentos buenos conmigo hacen que olvidar los malos sea fácil. Pero eso, quizá, es ser un poco condescendiente conmigo misma...

El próximo día escribiré sobre las mujeres de mi vida para que no os sintáis olvidadas. Al fin y al cabo, no sólo de romances se vive, ¿no?