jueves, 10 de noviembre de 2011

No soy suficiente

Una vez hace unos cuanto años escribí en este mismo blog sobre ser demasiado. Demasiado educada, demasiado inteligente, demasiado atractiva.... Pues bien, unos cuantos años más tarde siento que no soy suficiente.
Probablemente no sea lo suficientemente arriesgada a pesar de tener negocio propio; ni suficientemente independiente a pesar de vivir completamente sola; y por supuesto no tengo la suficiente salud.

Tardé algo en asumir que mis problemas residían en que no tengo la suficiente confianza en mí misma. Nunca me he considerado suficiente en ninguna de las cosas con las que, en otro momento de mi vida, se me acusaba de ser demasiado; a saber, ni suficientemente inteligente, ni suficientemente atractiva, etc etc. Así que una vez reconocido el problema una empieza por intentar restaurar el equilibrio, cosa complicada al no considerarme lo suficientemente equilibrada.... Trabajé mi autoestima basándome en reforzar mis puntos más débiles siempre dejando que la esencia permaneciese igual. Abrí los ojos a otras oportunidades y a cosas y personas a las que nunca hubiese dejado entrar en mi vida, y cuál antigua amazona, tomé las riendas.

Y sin embargo, hay algo dentro de mí que hoy me dice que no soy suficiente y una vez más es por ser demasiado....¡ Qué irónía!

Me preocupo demasiado. Pregunto demasiado. Hablo demasiado. Quiero demasiado.

Y nunca es suficiente......

No soy la única que pasa por un situación similar. Últimamente, por desgracia, me tocan de cerca más casos en los que alguien no es suficiente por ser demasiado.

¿No hemos llegado al ridículo más absoluto de las relaciones? ¿No se supone que buscas algo en alguien y que cuando lo encuentras es totalmente contraproducente acusarlo de ser demasiado?

Es como aquella película tan estúpida de Eddy Murphy, en la que se ha acostado con tantas mujeres que las acaba descartando por los motivos más peregrinos: "Sí es sexy, guapa, inteligente, con dinero y una fiera en la cama....,.pero sus pies son tan feos..."

No, no os confundáis....no padezco el síndrome de Blancanieves o la Cenicienta (puede que sí un poco de la Bella Durmiente por todo lo que me gusta dormir y que me despierten con un beso...) o como quiera que se llame ese nuevo síndrome en el que nos quieren equiparar a la banda de Peter Pans que andan por el mundo. No quiero un príncipe azul (destiñen o son sapos disfrazados). No quiero vivir felices y comer perdices (o en lo que en los tiempos actuales se traduce en casarse, tener una hipoteca e hijos). Lo único que las princesas Disney y yo tenemos en común es que queremos un hombre que nos diga: "Ni eres demasiado ni no eres suficiente, eres todo lo que quiero". Y una vez más tampoco os confundáis: con los tiempos que corren un final feliz también puede ser una separación civilizada y consensuada, porque a veces, se nos acaba el amor de tanto usarlo.....

2 comentarios:

alas de libélula dijo...

Durante dos años trabajé como voluntaria en un centro para discapacitados psíquicos; los primeros días, el director y psicólogo del centro nos dio unas charlas sobre cómo afrontar nuestra estancia allí; durante esos días, aquel hombre me enseñó una de las lecciones más valiosas de mi vida: todos somos discapacitados en algo; unos no somos capaces de correr deprisa, de cocinar, de hablar en público, de asumir responsabilidades, y nadie nos pone una etiqueta de "discapacitados" por ello. Y es que las etiquetas siempre las ponen otros. Eso también me lo enseñó mi primer novio, que siempre me decía que pensaba demasiado en la imagen que los demás tenían de mí, su concepto sobre mí. Solía decirme "tú dedícate a ser tú, las etiquetas ya te las pondrán los demás".
Hermosa bella durmiente, no te cuelgues etiquetas incapacitantes de tu precioso cuello. No eres demasiado nada, ni tampoco no suficiente nada. Eres tú. Tú. Nada más y nada menos. Con tus más y tus menos. Tus manías, diferencias, peculiaridades, detalles, perfecciones e imperfecciones. Eso, todo eso, conforma tu esencia. La maravilla de persona que eres. Antes o después, alguien te querrá así, sin demasiados ni insuficientes. Te querrá, a ti toda entera. Mientras tanto, quiérete tú así, en tu totalidad, porque nadie en este mundo lo merece más...

La gata dijo...

Buf! Paso de teorías enlatadas, libélula negra. No hay nada mejor para hacer algo que actuar como si ya lo supieras hacer. Y en cuestiones de autoestima nada funciona mejor que actuar como si ya te adoraras. Como dio Duchamp: "No hay solución porque no hay problema", y éste es uo de los casos en los que la frasecita sí me parece aplicable.
Según el día que tengas seguro que piensas una cosa u otra. Tranquila, yo no me preocuparía. ;) Besos