miércoles, 18 de mayo de 2016

Cosas que nunca te dije

Había empezado a escribir este post de otra manera. Había escrito algo gracioso y cínico sobre los motivos científicos por los que nos enamoramos; pero lo he borrado todo. Tiene razón mi padre. Escribo mucho mejor cuando soy yo misma y no escribo para otros y sólo lo hago para mí.

En realidad, todo o casi todo lo hago mejor cuando soy yo misma. Pero ser yo misma es muy difícil. Vivo en constante lucha con una dualidad interna. Esa dualidad que me hace ser muy sociable unas veces y al mismo tiempo me hace pensar que es una pérdida de tiempo; que debería estar haciendo un millón de cosas que pospongo una y otra vez. Y esa misma dualidad me lleva a pensar demasiado cuando estoy sola y me lleva a ocupar mi tiempo como una auténtica posesa.

Y es que no hace mucho era tímida, sociable, pero tímida. Por eso escribía. Escribía todas esas cosas que no era capaz de decir en voz alta; todas esas cosas de las que me avergonzaba por extrañas, por inquietas, pero sobre todo por miedo al rechazo. Las guardo todas en cajones, en cajas debajo de mi cama; no me he deshecho de ellas, así que supongo que no me avergüenzan tanto, al fin y al cabo.

Pero esa adolescente que fui, ese patito feo del que los tíos se hacían amiga para llegar a sus amigas con las que realmente querían salir, que llegaba a casa en un mar de lágrimas porque a ella no la querían, sigue teniendo un hueco en mí. No es algo malo. Me hace mucho mejor profesora. Me hace empatizar con los adolescentes de tal forma que confían en mí, y consigo tener un impacto positivo en sus vidas .

Puede parecer extraño que a estas alturas del partido hable de estas cosas, y hasta puede parecer un poco cretino, y eso que soy de las que cree que los "traumas infantiles" se tienen que quedar en la infancia (pero que no hable de ello no quiere decir que no hayan estado ahí).

Y así, a veces soy una cobarde. La diferencia es que ahora me escondo bajo una apariencia bien distinta; ahora me escondo tras un "todo me resbala y estoy siempre bien", pero claro, es que he tenido que aprender a hacerlo.

Y sí, soy una cobarde y no soy capaz de decir lo que siento, porque tampoco tengo huevos a descubrir lo que siento. Soy adicta al trabajo porque no quiero pensar; pensar me lleva a diatribas como esta que parece que sólo tienen sentido en mi cabeza. Y me siento una adolescente otra vez; entonces para sentirme más adulta me pongo a trabajar y ocupo mi vida con ochenta cosas, y me olvido otro rato. Y así vuelta a empezar.

A lo mejor debería tirarme a la piscina... Si no hay agua dolerá pero no moriré. O a lo mejor empiezo un diario nuevo, escribo todo lo que no soy capaz de decir en él y lo guardo debajo de la cama.

Esto es una nueva definición de me haces sentir como una adolescente...

No hay comentarios: