domingo, 28 de mayo de 2017

Diferentes

Tengo entre manos un proyecto educativo precioso con el que pretendo enseñar a los niños, y a sus padres, que ser diferente es algo extraordinario. Las artes, en general, son un gran ejemplo de cómo personas que, aparentemente, no encajaban dieron rienda suelta a su genialidad para expresar personalidades que no cumplían con el cánon establecido. A través del arte, y de una manifestación artística muy concreta, quiero que asimilen que seguir diferentes caminos pueden llevarles a hacer y ser grandes cosas en la vida.

Es un proyecto un tanto ambicioso quizás, y seguramente esté pecando de ilusa, pero eso mismo es lo que quiero que aprendan.

Sin embargo, ¿cómo les explico el sufrimiento que ello conlleva? ¿Cómo les enseño a ser fuertes y a tener la suficiente seguridad en sí mismos para que la incomprensión y la soledad no los ahogue?

No hay más que leer las noticias para darse cuenta de ello. Chris Cornell se suicidó después de años luchando contra la ansiedad, la depresión y las adicciones. Y no fue el único de su generación. Kurt Cobain disfrutaba de la fama y el reconocimiento y tenía mujer e hija cuando decidió  hacer lo mismo. Y no, no son casos aislados.

Los artistas del siglo XIX utilizaban las drogas a menudo. Hay quien dice que lo hacían de manera recreacional para buscar más inspiración, pero lo cierto es que muchos de ellos acabaron suicidándose también. Se nos ha enseñado que lo hacían por motivos "románticos", pero la verdad es que vivían en una sociedad y en unos tiempos en los que no eran socialmente aceptados, y sufrían un cierto "bullying" social. Jane Austen, aunque gozó de un buen reconocimiento literario y vivió  cómodamente de lo que escribía, fue una paria social, condenada a vivir un cierto tipo de vida por ser crítica con la sociedad imperante (sí, sus libros son una crítica a la sociedad victoriana y no novelitas rosas). Y podría poner un sinfín de ejemplos.

El proceso creativo es de una dureza abrumadora, y las personas que dedican su vida a ello tienen tendencia a ser autocríticos de una manera feroz. La exigencia de una página, un lienzo o una partitura en blanco es absolutamente imponente. Llegar a tener una obra que valga la pena implica tirar y romper muchas otras, lo que resulta un proceso absolutamente agotador.

Y por si todo esto no fuese suficiente, está la parte social. Está el enfrentarte una y otra vez a que te digan que tienes que ser realista, que eso no te va a dar de comer, que así no se pagan facturas. Porque no, no estoy hablando de que tu aspecto físico sea diferente, porque eso al fin y al cabo, es postureo en el 80% de los casos. Estoy hablando de tener que defender tus opciones una vez tras otra; de tener que enfrentarte incluso a los que más quieres; o incluso tener que enfrentarte a lo que la realidad te dice a veces: si, no paga facturas. Busca un trabajo, y quítate horas de sueño, de tiempo en familia y con tus amigos para poder seguir soñando.

¿Cómo les enseño a que la realidad no les golpee y sigan soñando? ¿Cómo les enseño a ser exigentes pero sin ser extremadamente duros con ellos mismos?


¿Cómo les digo "Ser diferente te va a doler, mucho; pero sigue caminando"?

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