Es irónico lo
ombliguistas que somos y lo poco que miramos a nuestro ombligo por dentro.
Nuestro ombligo está lleno de mierda que
preferimos ignorar. Lo miramos y pensamos: ¡Qué bonito es! ¡Voy a enseñárselo
a todo el mundo, pero no muy de cerca, no vaya a ser que vean la mierda que hay
dentro! Porque, ¿para qué voy a perder algo de tiempo en
limpiarlo cuando puedo enseñar lo
maravillosa que es la superficie?
Somos unos cobardes. Nos escondemos detrás de la pantalla de un ordenador o de
un móvil para mostrar al mundo que
nuestra vida es perfecta, y desde esa barricada criticamos todo lo que nos pasa
por delante sin pararnos a pensar si conocemos todas las versiones de una
historia. Creemos conocer a la gente y analizamos sus actos sin pestañear, sin pensar en que nosotros también tenemos mierda en nuestro ombligo.
Pero el nuestro es taaaan bonito que no aceptamos ni una sola crítica al respecto. Y es que es más fácil
centrarse en la mierda ajena que tomarte el tiempo de limpiar la tuya propia.
Somos unos cobardes que nos conformamos con trabajos que no
nos gustan, que estamos en relaciones que no nos satisfacen, que tenemos una
vida que no nos dice demasiado, y lo único
que parece reconfortarnos es que hay gente que, aparentemente, lo hace peor que
tú, así que
para qué coño vamos a hacer el esfuerzo de cambiarla. No nos
arriesgamos. No somos sinceros ni con nosotros mismos ni con los demás. Llegamos tarde a los te quiero, a
los te necesito, a los me gustas; y nunca llegamos al a la mierda con todo
esto. Llegamos tarde a la vida como si estuviésemos
esperando a que un día nos
pille la muerte, nos mire a los ojos y nos diga “no la
cagaste demasiado”.
Somos unos vagos que no nos molestamos en informarnos, en formarnos
una opinión propia. Somos unos vagos
que preferimos echarle la culpa a los políticos
que nosotros mismo votamos, sin darnos cuenta que la verdadera lacra de la
sociedad es nuestro conformismo, nuestra vagancia y nuestra desinformación.
Eso sí, somos
ordenados. Nada nos gusta más que
poner etiquetas a las cosas y a las personas para poder encerrarlos en
compartimentos estancos. ¿No te
depilas? Eres una feminazi. ¿Te
depilas? Vives bajo las normas del heteropatriarcado, y eres tan tonta que no
sabes que vives subyugada por sus normas. ¿No
tienes hijos? Eres una persona egoísta que
sólo quieres vivir para ti y que odias
a los niños en silencio. ¿Tienes hijos? Estás viviendo la vida que sociedad ha
dictaminado como ideal, aunque secretamente suspiras por la vida que llevan los
solteros. ¿No tienes pareja? Tienes que
tener algún problema, porque es
imposible que nadie quiera estar solo.
La introspección, o
mirarse la mierda del ombligo, es algo que todo el mundo debería practicar, y no sólo una vez en su vida. Os informo a
todos aquellos que se os llena la boca diciendo que “a esta edad ya no voy a cambiar”, que lo único
que sois es unos cobardes y unos vagos. Todos podemos y debemos cambiar.
Siempre estamos un paso por detrás de
ser la mejor versión de nosotros mismos. Siempre
hay algo que aprender. Siempre hay algo que ver. Siempre hay gente por conocer.
Siempre hay un libro por leer, un disco por escuchar, una ciudad en la que
pasear. Todo eso te cambia. Todo eso limpia tu ombligo de mierda. Eso es lo realmente
interesante y no si alguien se depila el coño o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario