sábado, 2 de diciembre de 2006

No tengo novio

No tengo novio. Hace mucho que no lo tengo, y los pocos que he tenido me han durado bien poco. Ante tamaño hecho hay diversas reacciones.
Los que llevan con novi@ toda la vida te comentan la envidia que les produce: "Mujer, qué envidia me das. Puedes hacer siempre lo que quieras sin tener que consultarlo con nadie. Además seguro que conoces un montón de hombres y tienes una vida mucho más interesante que la mía..." Dicen querer vivir una vida como la tuya (aunque la realidad de lo que es tu vida y la idea que tienen distan bastante de ser la misma) y sin embargo, no hacen nada para cambiarla y hacer que se parezca a lo que ellos creen que vives. ¿Qué clase de envidia es esa? Me dan ganas de responderles: "Pues ya sabes. Deja tu novi@, tu vida monótona y tranquila y a follar que son dos días". ¡Joder! ¡Ni que fuese tan complicado!
Tenemos también otro tipo de comentarios, los de aquell@s que tienen novi@ reciente. Te miran constantemente con esa cara de "pobre... no tienes a nadie con quien compartir tu vida. No tienes sexo habitual, y para encontrarlo tienes que recurrir al alcohol y a faldas con categoría de cinturón". Piensan que todos los que no tengan ese "status" pierden algo maravilloso de la vida. Y no importa cuánto dure sus nuevas relaciones, lo único que importa es que las tienen y tú no.
Me enfrento también a los comentarios y preguntas y especulaciones de familia y demás conocidos: "¿No será lesbiana? Hombre una vez tuvo novio, ¿te acuerdas? Debió de ser en el 2002"; "a ver si te espabilas... que te vas a quedar para vestir santos"; "¿cuándo voy a ser bisabuelo?", o la que sin duda ha sido mi favorita a lo largo de todos estos años: "¿Qué, Judith, ya conseguiste novio?". Por mi parte he ido mejorando mi elenco de respuestas. Pasé del escueto "no" acompañado de un cierto rubor en las mejillas, a mi última frase cínico-escandalizadora: "si para ser madre necesito novio, prefiero que me inseminen como a las vacas".
Y así han ido pasando los años, y sobre mi persona corren un cierto número de rumores que nunca me he molestado en desmentir, ya que hacen que mi vida, y yo misma, parezcamos más interesantes y misteriosas de lo que en realidad somos. He sido lesbiana, y además he llevado los pantalones en la relación; he sido una deborahombres que se acuesta con uno distinto todas las semanas (si bien hay semanas en las que el número es mayor); he sido monja vocacional y soltera de profesión hasta el punto que no me extrañaría que, en ciertos ambientes, se rumoree que soy virgen; he sido una psicótica insoportable con grandes dificultades para convivir; pero, sin duda, mi favorito, es el rumor que dice que hay una ruptura en mi vida de la que no me he repuesto y de la que nunca lo haré, porque ya conocí al hombre de mi vida y no habrá otro como él.
Yo, como siempre, no me veo ni en un lado ni en el otro. Soy mucho más normal de lo que la gente se empeña en ver, pero he de confesar que me divierte, mucho, la idea de que me vean de esa manera. Pero ni soy soltera vocacional ni vivo sumida en un depresión por el abandono de "mi amado". Tampoco soy lesbiana, ni alcohólica ni quiero ser inseminada. Simplemente no tengo novio, aunque resulte tan difícil de creer, cosa que, por otra parte, me halaga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leo: "¿Qué es ese algo, cuál es ese misterioso contratiempo que paraliza y anula el sentido común, que priva al hombre del derecho a usarlo, o mejor dicho: le insta a renunciar a tal derecho en aras de la más insensata enajenación?"
Y me pregunto: ¿Cúándo fue para vosotros, entes con ápendice(o viceversa), la última vez que sentistéis algo así?
Yo, el sábado. Y, por cierto, TAMPOCO TENGO NOVIO.
La maga.