miércoles, 13 de enero de 2016

Mamá, yo no quiero ser normal

Hay gente que pasa por el mundo de puntillas, sin hacer de ruido. No dejan huella porque no pìsan fuerte. La mayoría no hacen daño a nadie y se contentan con eso. Sobreviven y no viven. Se levantan temprano; van a trabajar y cumplen con sus 8 horas de trabajo lo más decentemente que pueden. Puede que tengan algún hobby, y, por supuesto, se relacionan con otra gente. Tienen hijos, hipotecas, letras de coches que pagar y se las arreglan para llegar a fin de mes. Un día se jubilan y, si la salud los respeta, simplemente se van apagando poco a poco. Sólo sus más allegados los echarán de menos y los recordarán con alguna anécdota privada con chiste incluído del que nadie más se reirá.

Y dime, ¿quieres de verdad que tus hijos sean normales?

No tengo hijos, pero si los tuviese querría que quisiesen comerse la vida a bocados enormes. Querría que viviesen la vida sin prisa pero sin pausa. Y es que aunque hay que aprender que hay responsabilidades y consecuencias en la vida, el niño que llevamos dentro no debería morir nunca. No dejaría que nadie les dijese que son demasiado mayores para hacer algo; en realidad no dejaría que nadie dijese que son "demasiado" algo. Querría que siguiesen soñando toda la vida con algo mejor, y que ni el cielo es el límite. Los límites los ponemos nosotros, y en la mayor parte de los casos los ponemos porque nos dicen que tenemos que tenerlos. ¿Por qué? ¿Si no le estoy haciendo daño a nadie por qué tengo que ponerme a mí o nadie limitaciones?

Ayer me preguntó un adolescente al que le doy clase que qué me pasaba. Le dije que levantarte un lunes por la mañana y que lo primero de lo que te enteres es de que se ha muerto David Bowie no es manera de empezar la semana. "¿Estás triste? Ni que fuera de tu familia..." Y así empecé a reflexionar sobre mi educación y lo que querría para mis hijos si los tuviera.

No estoy bautizada, lo que a mis casi 37 años es inusual, porque mis padres creían que esa era una decisión que me competía a mí y no a ellos. Y no tiene que ver con el hecho de que ellos sean ateos, porque lo mismo hicieron con los pendientes: no tuve pendientes hasta los 15 años y me los pagué yo de mi propio bolsillo. Y esta fue la primera máxima de mi educación.

Y así, querría que mis hijos estuviesen expuestos a la mayor cantidad de arte posible, porque saber quién es David Bowie y su valor en la cultura del siglo XX y del XXI los enriquecerá. Sabrán apreciar que no ser normal puede significar ser extraordinario; que lo que la gente "normal" no sabe apreciar no es necesariamente inapropiado o malo, sino que puede ser trasgresor e innovador. Aprenderán que el término "friki" no es peyorativo, sino más bien todo lo contrario; porque sólo es peyorativo para la gente que no tiene capacidades para comprender más allá. Querría que aprecien Star Wars, El Señor de los Anillos (el libro), Dentro del laberinto, Los Goonies, La princesa prometida, Roal Dahl, David Bowie, The Beatles, The Rolling Stones, AC/DC. Querría que sepan sacar unos cuernos al oír a Black Sabbath, o que hagan una peineta al escuchar The Clash. Querría que salten en los charcos aunque tengan más de 30 años y que se emocionen al ver una piscina de bolas y sueñen con que les dejen entrar aunque hayan pasado de los 15 años.

No querría que viviesen con miedo a caerse ni a ser diferentes; y lloraría de orgullo si algún día me dijesen: "Mamá, yo no quiero ser normal", porque sabría que algo bueno estaría haciendo con su educación.

Vosotros que sois padres, recordad las cosas que una vez os hicieron muy felices y no dejéis de compartir eso con vuestros hijos. Los hará mejores personas y a vosotros mejores padres. Enseñadles todo lo que sabéis y sed lo suficientemente curiosos como para aprender de ellos también. Que disfruten de la música, de la lectura, del cine, del arte. Que adquieran un criterio propio, incluso diferente al vuestro. Hacedlos pensadores críticos y conocedores del mundo en el que viven, y que se enfrenten a él sin miedo. Que pisen fuerte y dejen huella en esta vida.

Pero por favor os lo pido: que no dejen de saber quienes eran Janis Joplin, Jimi Hendrix, Freddy Mercury, John Lennon, Lemmy Kilmister o David Bowie. Su vida estará coja sin ellos

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