lunes, 22 de febrero de 2016

Problema de impresión

Hace muchos años un ex me dijo: "Judith, eres obsesivamente independiente". Fue una frase que se me quedó grabada a fuego. Lo que más me impactó fue probablemente el uso de ese adverbio: OBSESIVAMENTE. Luego, y a pesar de ser muy joven en ese momento, lo primero que me pregunté fue "¿Por qué lo considera algo negativo? ¿Por qué preferiría a alguien que lo necesitase las 24h del día?". No fue la última vez que me he encontrado con esto...

Veréis, nunca monto un pollo. No lo hago, y es por diversos motivos. Por un lado me provocaría vergüenza ajena y propia. Hay determinadas muestras que, en mi opinión, pertenecen a la más estricta intimidad. Tienes amigos con los que te desahogas y con los que compartes también tu felicidad, pero eso no lo haces con una serie de curiosos y desconocidos. Pero, por otra parte, y como motivo principal, trato con adultos, lo que hace que presuponga que nadie necesita que yo le dé lecciones de vida. Esto funciona así: todos hacemos cosas mejores o peores, pero no necesitamos que nadie nos sermoneé al respecto. Como mucho, y a veces vital en la comunicación hombre-mujer, le dices "esto no me gusta" o "esto me hace daño", más que nada por presuponer, una vez más, que la persona que tienes enfrente no ha sido consciente de la repercusión que sus actos han tenido en ti. Yo las lecciones las doy en un aula y me pagan por ello.

Nunca pregunto demasiado. Me maravilla la facilidad con la que mi madre es capaz de obtener todo tipo de información de la gente sin que se sientan ofendidos. Yo me siento tan cotilla haciéndolo que me limito a un "¿qué tal?" y a partir de ahí que me cuenten lo que quieran. Si me preocupa más lo personalizo: ¿Estás bien?".

Fue mi madre la que me iluminó un día hace unos meses confirmando mis temores. Respeto tanto el espacio de la gente que a veces se entiende por falta de interés. ¡Mierda! Y yo que pensaba que estaba siendo respetuosa...Parece ser que doy impresiones erróneas todo el tiempo. La mayor parte de las veces no me importa; es más, me viene bien; pero otras veces me jode y aún encima no sé muy bien como arreglarlo sin dar otra impresión errónea.

Así que creo que tengo un problema de espacio y de impresión. No puedo hacer mucho para arreglarlo, principalmente porque no quiero. Es decir, no creo que sea un problema. Decir que dejo espacio no me gusta porque parece que le estoy dando permiso a alguien para algo. Me gustan las personas libres e independientes, con vida, con planes individuales de futuro, con sueños propios, que necesitan estar solas, que aprecian el silencio más que el bullicio, que tienen unas rutinas propias entre las que se incluyen cosas para hacer ellos solos. Me gusta la gente que a veces necesita pensar. Me gusta la gente que no se siente obligada, que está porque quiere estar no porque la necesites, por compromiso, porque se han colgado una etiqueta y se supone que es lo que tiene que hacer.

Pero tengo un problema de impresión. A veces parezco desvalida, superficial, altiva, despreocupada e incluso mucho más fuerte de lo que soy. Parece que soy una persona muy segura de sí misma a la que nada parece afectarle. Y no ayuda que sea una persona buenrollera, porque yo no le monto un pollo a nadie ni le doy lecciones de vida y ni siquiera comunico el "me has hecho daño", porque hace mucho que no tengo 12 años. Pero me importa y me importas.

Lo más bonito de conocer a alguien es conocerlo; y conocerlo implica ir bastante más allá de esas virtudes que pueden saltar a la vista. Lo mejor de conocer a alguien es conocerlo tan bien que sobren las palabras, que leas sus necesidades y aprendas a respetarlas aunque vayan en contra de lo que tú quieres o necesitas en ese momento. Porque sí; porque saber cuando tienes que alejarte porque es lo que necesita otra persona está bien. Y no, no es falta de interés, sino todo lo contrario.

Aprender a leer a otras personas, y saber por qué reaccionan de x modo o lo que necesitan sin juzgarlo, sin imponerte, no es un defecto. No deberíais  creeros el ombligo del mundo, porque lo que le pasa a otra persona no siempre tiene que ver contigo; como mucho te afectará a tí personalmente porque lo que necesitáis en determinado momento es diametralmente opuesto. No interfieras en el proceso interior de una persona o tú te convertirás en un problema más a añadir a su lista.

Yo no quiero eso.

Así que, aunque en la distancia, aunque aparentemente fría, estoy aquí. Me importa. Me importas.

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