martes, 10 de marzo de 2009

Love is the drug

Cuando eres más joven y pruebas una droga siempre quieres más y más y más. Aumentas la cantidad compulsivamente únicamente pensando en lo bien que te hace sentir en ese momento. Así, se pasan por momentos de subidón enormes con sus consiguientes bajones, monos,etc.



Los científicos dicen que las sensaciones que produce el amor en nuestro cerebro son muy similares a las de las drogas, independientemente de si son más o menos duras. No hay que olvidar que, en la mayor parte de los casos, ese enamoramiento viene acompañado de sexo. Leí el otro día en una revista que un orgasmo activa las mismas partes del cerebro que las drogas más duras.



Las plataformas pro-legalización de las drogas hablan del buen uso de las drogas. ¿Existe eso de verdad?



Conozco a gente que han sido o son yonkis de traje y corbata. Tenemos una tendencia a asociar el ser yonki con la marginación, pero también los hay de postín. Dicen de Antonio Vega que nunca va a dejar de serlo...Lleva ¿que?, ¿30 años siéndolo? Unas veces está mejor y otras veces peor. Dicen los que lo conocen que está enamorado del "caballo", y que ha aprendido a controlarlo, aunque no siempre. Sabe lo que es de calidad, y conoce la medida justa. Y así se mantiene cada día, en la cuerda floja desde hace 30 años.



¿No es el amor algo así?



Cuando somos mucho más jóvenes queremos ese subidón, esa dependencia física y mental, ese "mono" si no lo tenemos. O todo o nada...O como diría James Dean: "Vive deprisa,muere joven y deja un hermoso cadáver". Y es en esos momentos cuando la "rehabilitación" resulta más fácil.



Cuando ya no somos tan jóvenes el amor no llega de golpe. Ya no nos fiamos del subidón, porque ya sabemos que tras esa euforia llega la caida. Vamos muy despacio. Probando un poco de cada vez. Comprobando la calidad de la droga, porque ya no nos sirve cualquier cosa. Aumentando poco a poco la cantidad. Más calidad y menos cantidad es ahora la máxima.

Y cuando nos damos cuenta estamos enganchados, y cada día que pasa un poco más, porque con cada subidón conoces algo nuevo, y con cada bajón aprendes algo que antes no sabías.



¿Estamos en la cuerda floja? Es posible, pero como Antonio Vega podemos pasarnos así 30, 40 o 50 años por un compañero fiel (así la llama Antoñito).



Hoy estoy más enganchada que hace 700 días a mi compañero fiel. ¿No vale la pena estar en la cuerda floja por algo así?



Ya lo decía Johnny Cash: "Because you are mine I walk the line"

1 comentario:

Anónimo dijo...

No había leído esta entrada, y me gusta, diría que estoy completamente de acuerdo. Pero tengo una duda: ¿cuándo llega esa edad en la que no te dejas llevar por el subidón? Porque mi última vez fui la misma yonki que hace seis o siete años... Aunque después de esta última caída, quién sabe, puede que empiece a ser menos yonki y más tortuguita. A lo mejor no es la edad, sino lo que vives... ¿no?
Kattia.