sábado, 2 de septiembre de 2006

Cinismo

Resulta que tengo algo en común con Carrie, aparte de mi nuevo corte de pelo: me estoy volviendo una cínica.
Sabía que algo raro me estaba pasando, aunque no era muy capaz de identificar qué era exactamente.
Desde mi intento de apartar a "mi Big" de mi vida, poco ha pasado en materia de hombres. Hasta hace poco menos de un mes, me gustaba un chico. Y lo digo así porque fue tal cual. Me gustaba. No era una cuestión de sexo. Quería conocerlo más. Quería tener citas, que al fin y al cabo es cómo conoces un poco más a una persona, y no en sesiones de sexo semanal. Quería ir al cine, a un concierto, a cenar, a sitios dónde nadie nos conociese. Quería hacer propósito de enmienda, pues lo conozco desde hace algún tiempo, y desde luego no empezamos del mejor modo posible. Es un chico muy raro, aunque siempre estuve casi segura de que yo le gustaba. Pensé que sólo era tímido y que debía intentarlo yo. Algunas copas más tarde intenté hablar con él. Sólo salen estupideces de mi boca, e increíblemente, ¡a mí! se me acaban los temas de conversación. Las mejores conversaciones que hemos tenido han sido, claro, en estado sobrio. Han sido cortas, pero sinceras. El problema del que probablemente él no se ha dado cuenta, y no le culpo, es de que yo también soy tímida. Intenté hablar con él muchas veces, con diferente resultado; pero también intenté la técnica contraria, la más absoluta indiferencia. Soy muy cabezota, así que seguí probando, en diferentes estados etílicos, y comenzó a reaccionar, aunque no del modo que yo esperaba, sino más bien del contrario. Su tono empezó a adquirir un cierto matiz bastante borde; se metía conmigo (pero no se reía después...), etc. Creo que estaba empezando a considerar que soy una alcohólica ninfómana.
En el medio de todo esto conocí a otro chico. Alto, guapo, deportista, encantador y que a pesar de todo me dijo "me gustas", en un momento muy adecuado, pero no nos volvimos a ver. No me pidió el teléfono, y yo a él tampoco. Aunque, en mi línea habitual, le tuve que encontrar defectos del tipo "parece un poco infantil".
De todo esto ya hace un tiempo, y aunque a veces miro a alguno, enseguida se me pasa al recordar mis antecedentes.
Me aptecía mucho, muchísimo, encontrar a alguien encantador con quien pasear los domingos o ir al cine, en vez de hacerlo sola, para variar, pero se me ha pasado. ¿Es cómo la gripe?¿Como un catarro? Tenía ganas de mimos, y de tonterías; de peleas y reconciliaciones; del "estoy harta de ti" y del "no puedo vivir sin ti". Y de repente se me ha pasado. De repente, no me lo creo. De repente no me fío de nada, y creo que estar sola no está tan mal. Aunque no puedo ir a ver una peli de terror sola al cine, y me gustan... Pienso que todo esto va a estar bien para centrame en mi vida. Y estoy contenta y orgullosa. Y creo que el resto de la gente no sabe lo que se pierde al tener tan poco tiempo para sí mismos. Y frivolizo sobre mi vida, mi futuro o mis expectativas. Y me corto el pelo como Carrie. Y entonces Charlotte le dice a Carrie: "te estás volviendo una cínica"... Y pienso "es cierto". ¿En qué momento dejé de soñar con el amor?¿En qué momento me volví tan fría?¿En qué momento dejé de saber ser yo misma?¿Me habré convertido irremediablemente en una cínica?
Y entonces voy a un concierto y suena una canción. Me asaltan los recuerdos, y se me pone la piel de gallina.
Y entonces dos días más tarde recibo noticias de mi Big... ¿Hasta cuándo va a durar esto?¿Dejará de doler algún día?

No hay comentarios: